Cuando hablamos de fitoquímica, hacemos referencia a los constituyentes químicos de las plantas, a sus principios activos (responsables de las propiedades medicinales).
Podemos clasificar los principales constituyentes químicos en sustancias inorgánicas y sustancias orgánicas, y estas últimas (donde se encuentran la mayoría de principios activos) en estructuras simples y estructuras complejas.
Los grupos más importantes de principios activos son: saponinas, alcaloides, taninos, mucílagos, glucósidos cardíacos, flavonoides, aceites esenciales, productos resinosos, derivados del fenilpropano, principios amargos y principios picantes.
Por un lado, podemos encontrar sustancias que se encuentran en todas las plantas (metabolitos primarios) como pueden ser glúcidos, lípidos y prótidos; y, por otro lado, la composición química compleja, que no se encuentra en todos los vegetales (metabolito secundario vegetal) y que podemos clasificar en tres grandes grupos: fenoles, terpenos y alcaloides.
Como modelos de fármacos, en base a la estructura de los principios activos, se conciben moléculas de estructura relacionada obtenidas por síntesis y que establecen una familia de medicamentos. Por ejemplo, a partir de la morfina, constituyente de la planta Papaver somniferum, se producen analgésicos opiáceos para combatir el dolor.
En las hojas del Olivo (Olea europea, L), encontramos secoiridoides (oleoeuropeósido), flavonoides derivados del luteol y olivol, ácido oleanólico, saponósidos, principio amargo, manitol, taninos, derivados triterpénicos. En sus frutos ácido oleico, linoléico, palmítico y esteárico, sales minerales, vitaminas A y D.
El oleoeuropeósido, por su efecto vasodilatador periférico, actúa como antihipertensivo. Por los triterpenos, los flavonoides y las sales potásicas, interviene como diurético.
El aceite obtenido de sus frutos ejerce un gran valor nutritivo, acción colagoga, y emoliente en aplicación tópica.
Entre las propiedades fitoterapéuticas del olivo, podemos destacar su función en los estados en los que sea necesario un aumento de la diuresis: cistitis, uretritis, ureteritis, oliguria, urolitiasis, hiperazotemia, hiperuricemia, gota. Es adecuado para casos de hipertensiones moderadas, exceso de colesterol. Disquinesias hepatobiliares (hígado y vesícula), colecistitis. Diabetes.
En su aplicación para uso externo, podemos tenerlo en cuenta en casos de dermatitis, eczemas secos, quemaduras y escaldaduras.
Contraindicaciones: No utilizar como colagogo cuando exista obstrucción de las vías biliares.
Informa siempre a tu profesional médico sobre los productos que consumes.