Genética y epigenética

El Dr. Bruce Lipton, biólogo molecular norteamericano (1944), descubrió que los genes son como un “disco duro” (sistema de almacenamiento) que los seres vivos utilizan para transmitir información a sus descendientes, así como que el entorno y nuestros hábitos, activan o no determinados genes.

Marc Fréchet, profesor de Psicología Clínica y discípulo del Dr. Ryke Hamer, inspirado en los trabajos de la Psicoanalista Anne Shützenberger, creó los Ciclos Biológicos Celulares Memorizados (tal y como vemos a través de la Psicodescodificación: ciclos de autonomía y ciclos horizontales). Demostró que el inconsciente genera un ciclo para revivir bio-shocks que han pasado desapercibidos a nivel consciente (conflicto no resuelto), tanto de situaciones nuestras, como de memorias por historias que no hemos vivido personalmente. Esto último enmarcado en los conflictos estructurales, programas de sensibilización neurológica que se desencadenan en el útero materno o por información transgeneracional. Este tipo de conflictos se pueden desactivar, rebajar su influencia, por ejemplo a través de la PNL, metafóricamente expresado sería algo parecido a la “rehabilitación de un edificio”.

La epigenética, como campo de la biología, hace referencia a los cambios que se producen en el material genético, que no afectan a la secuencia de los genes y que también pueden producirse por factores emocionales.

El núcleo de la célula, donde se halla el ADN, es su almacén de proteínas y la membrana o piel que la recubre es su cerebro. Dicha membrana dispone de diversas y párvulas antenas receptoras que captan la información que recibe de su entorno, incluso de nuestros pensamientos, y la transmite al momento al resto de células que forman el organismo. Su función consiste en reaccionar ante las señales que recibe del exterior, seguidamente coopera su almacén para suministrar el material necesario y realizar su función.

Como resultado de la forma que tiene la célula de funcionar y reaccionar al entorno, en base a la información emocional que recibe, se ha podido comprobar la capacidad de activar o desactivar determinadas proteínas del ADN.

Traumas de todo tipo pueden heredarse de forma epigenética, y a través de la capacidad de relacionarse con dichos factores, comprenderlos y superarlos, ese código genético que nos pueda estar afectando se puede anular, lo cual resulta de vital importancia para mejorar, tanto nuestro funcionamiento físico como psicoemocional.